martes, 28 de abril de 2015
martes, 31 de marzo de 2015
Jornadas cuentacuentos
Como
en el curso anterior, deseamos programar unas jornadas de “Puertas
abiertas para contar cuentos en familia” en la biblioteca del colegio,
el lunes 20 de abril y el miércoles 22, en sesiones de mañana y tarde.
Solicitamos
de nuevo vuestra colaboración pues el curso pasado fue evaluada por alumnos y
profesores como una experiencia muy enriquecedora.
lunes, 30 de marzo de 2015
Superflora
Encontrarás
classe 3A,
valors dia de la dona
jueves, 26 de marzo de 2015
Invitación a la reflexión
Elogios sí, pero los adecuados.
"Para incentivar su motivación de logro, el alumno ha de ser consciente de su propio progreso. Es por ello que resulta beneficioso utilizar refuerzos sociales como el elogio, siempre que sea adecuado. Cuando elogiamos al alumno por su esfuerzo o actitud y no por su capacidad o inteligencia estamos fomentando su perseverancia y cuando se enfrente a tareas novedosas de mayor dificultad será más difícil que decaiga su empeño. Por otra parte, el elogio específico (“Veo que estáis asumiendo grandes responsabilidades en este trabajo”) es más beneficioso que el general (“Buen trabajo chicos”). Y no olvidemos la importancia de determinados refuerzos no verbales como pueden ser una mirada cómplice, una sonrisa o un simple golpecito en la espalda del alumno."
Os animo a leer el artículo "Emociones positivas en el aula: una cuestión de actitud"
"Para incentivar su motivación de logro, el alumno ha de ser consciente de su propio progreso. Es por ello que resulta beneficioso utilizar refuerzos sociales como el elogio, siempre que sea adecuado. Cuando elogiamos al alumno por su esfuerzo o actitud y no por su capacidad o inteligencia estamos fomentando su perseverancia y cuando se enfrente a tareas novedosas de mayor dificultad será más difícil que decaiga su empeño. Por otra parte, el elogio específico (“Veo que estáis asumiendo grandes responsabilidades en este trabajo”) es más beneficioso que el general (“Buen trabajo chicos”). Y no olvidemos la importancia de determinados refuerzos no verbales como pueden ser una mirada cómplice, una sonrisa o un simple golpecito en la espalda del alumno."
Os animo a leer el artículo "Emociones positivas en el aula: una cuestión de actitud"
miércoles, 18 de marzo de 2015
jueves, 26 de febrero de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
miércoles, 10 de diciembre de 2014
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Efecto Pigmalión
Esta entrevista a Alba García Barrera apareció hace un año en el periódico ABC familia.
Su lectura invita a la reflexión.
"Es muy tímido», «es muy malo y desobediente», «no se entera de nada», «es pasivo»...
Lo que pensamos, lo que decimos... A veces no somos plenamente conscientes pero juzgamos y etiquetamos a los niños prematuramente, condicionando su comportamiento y produciéndoles unas heridas que, metafóricamente, pueden llegar a estar sangrando durante muchos años si no se reconocen y cicatrizan correctamente. Es el llamado «efecto pigmalión» de los padres sobre los hijos, o de los profesores sobre los alumnos. «Demasiadas veces se pronuncian expectactivas o prejuicios durante el proceso comunicativo con los más pequeños sin tener en cuenta que en el futuro pueden originar sentimientos, comportamientos o rendimientos no esperados y/o deseados», apunta Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). «En toda relación entablada con niños y adolescentes debe prestarse especial atención a la forma en que expresamos y transmitimos nuestras ideas, especialmente aquellas que afectan a su propia forma de ser, actuar o pensar sobre una determinada cuestión. En estas etapas los jóvenes se encuentran en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación. Es bastante fácil que, con nuestras palabras, afectemos al autoconcepto y la autoconfianza del niño», explica García Barrera.
Su lectura invita a la reflexión.
"Es muy tímido», «es muy malo y desobediente», «no se entera de nada», «es pasivo»...
Lo que pensamos, lo que decimos... A veces no somos plenamente conscientes pero juzgamos y etiquetamos a los niños prematuramente, condicionando su comportamiento y produciéndoles unas heridas que, metafóricamente, pueden llegar a estar sangrando durante muchos años si no se reconocen y cicatrizan correctamente. Es el llamado «efecto pigmalión» de los padres sobre los hijos, o de los profesores sobre los alumnos. «Demasiadas veces se pronuncian expectactivas o prejuicios durante el proceso comunicativo con los más pequeños sin tener en cuenta que en el futuro pueden originar sentimientos, comportamientos o rendimientos no esperados y/o deseados», apunta Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). «En toda relación entablada con niños y adolescentes debe prestarse especial atención a la forma en que expresamos y transmitimos nuestras ideas, especialmente aquellas que afectan a su propia forma de ser, actuar o pensar sobre una determinada cuestión. En estas etapas los jóvenes se encuentran en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación. Es bastante fácil que, con nuestras palabras, afectemos al autoconcepto y la autoconfianza del niño», explica García Barrera.
Es muy fácil afectar de forma inconsciente a los niños con nuestras palabras
¿Por qué sucede esto? «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas
que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro
entorno», prosigue esta especialista. «Es decir, un niño va formando el
concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de
sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros... Y si bien de
pequeñito no le consideran capaz de hacer determinada cosa, muy
probablemente acabe siendo incapaz de hacerla. Y no porque no tenga
capacidad o habilidades suficientes, sino porque su entorno más próximo
le está transmitiendo este mensaje, que difícilmente le invitará
siquiera a intentarlo, a probar suerte... Se sentirá menos capaz que
ellos y pensará que no puede hacerlo, que no tiene capacidad
suficiente... y por tanto, será peor. Esto es lo que se conoce como "efecto Pigmalión" y ya fue demostrado en un estudio por Rosenthal y Jacobson», advierte.
«Trato diferencial» entre hermanos
Por otra parte las expectativas, prosigue esta docente, pueden depositarse en base al llamado «efecto halo».
«Pongamos un ejemplo. En el entorno familiar sucede a menudo a través
de las comparativas directas e indirectas con los hermanos, ya sean
mayores o pequeños. Es común escuchar a un padre o a una madre decir a
su hijo, cuando se está portando mal, "a ver si aprendes de tu hermano".
Incluso muchas veces se tiende a regañar siempre al niño que se suele
portar mal, solo por el hecho de que suele hacerlo con frecuencia,
cuando en un momento dado ha podido ser al revés. Ningún niño se porta
siempre bien, ni ningún niño se porta siempre mal. Y como padres debemos
intentar ser justos y congruentes con ello», añade García Barrera.
Al niño que se suele comportar mejor se le regaña menos, y al contrario
Porque además, continua esta
especialista, muchas veces se tiende a idealizar el comportamiento del
hijo que suele comportarse mejor, y se le regaña menos, se le castiga
menos y, en definitiva, se suele tener más paciencia con él que con el
que suele portarse peor. «A esto se le llama "trato diferencial",
y afecta directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento
del niño. De hecho, influye en sus respuestas comportamentales, ya que
cuando el niño es consciente de que sus padres esperan que tenga un mal
comportamiento, tiende aún más fácilmente a tenerlo», asegura esta
profesora de Psicología.
Ámbito escolar
Y en el ámbito escolar sucede
exactamente lo mismo, afirma esta especialista. «El docente suele tender
a poner notas más bajas a aquellos estudiantes que suelen rozar el
aprobado, y notas más altas a quienes suelen sacar sobresalientes,
aunque por determinadas circunstancias no sea así... Y esto influye en
el autoconcepto del alumno y lo que se siente capaz de hacer». En este
sentido, propone García Barrera, «hay que prestar atención a los
comentarios que realizamos en casa sobre las notas que obtienen nuestros
hijos, sin encasillarles, ni esperar determinados resultados. Pero ojo,
esto no quiere decir que no haya que exigirles, sino que hay que
procurar escucharles, entenderles y animarles a sacar todo el potencial
que llevan dentro».
Debemos motivar y elogiar a nuestros hijos
En definitiva, debemos tener en
cuenta que la capacidad autopercibida tanto del niño como del
adolescente se modela en gran medida en función del «feedback»
(respuesta) que le proporcionemos. «Lo que digamos acerca de sus
capacidades y habilidades va a influir directamente sobre lo que se
considere capaz de hacer. Por eso debemos motivarle y elogiar
sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo, y además
siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será
probable que alcance sus metas», concluye esta profesora.
Para potenciar la autoestima
—Aceptar y respetar al niño.
—Reconocer sus posibilidades y limitaciones.
—Crear un ambiente agradable y de confianza.
—Potenciar la comunicación.
¿Cómo? Mediante la pregunta y la escucha. Nos conviene preguntar para
mantener un clima de seguridad y confianza imprescindible llegada la
adolescencia. Y escuchar de forma activa, claro: Debemos mostrarle que
realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tiene que
contar.
—Prestar atención al lenguaje verbal y no verbal.
—Favorecer la iniciativa del niño, estimular la exploración y el descubrimiento.
—Definir con claridad los objetivos y comprometer a los jóvenes su logro.
—Involucrar a los niños en el establecimiento de las normas y animarles a respetarlas.
—Tener expectativas realistas y positivas sobre las posibilidades de los niños.
—Cultivar la empatía, lo que equivale a ponerse en el lugar del niño, aceptarle y comprenderle.
—Hacer juicios positivos sobre los niños y evitar los negativos.
Debemos tener en cuenta que el elogio, siempre que se produzca a
continuación de un determinado comportamiento o conducta, sirve para
reforzarla. Cuando realicemos una crítica, por contra, debemos destacar
su capacidad y transmitirles que podrán mejorar si realizan un mayor
esfuerzo o utilizan una estrategia distinta.
Encontrarás
abc,
entrevista autoestima,
familia
miércoles, 26 de noviembre de 2014
martes, 18 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
viernes, 13 de junio de 2014
Los amantes mariposa
Recreación digital realizada por los alumnos de 5ºB del C.E.I.P. Cristo de la Paz sobre el libro de Benjamin Lacombe "Los amantes mariposa". Partiendo de dicha lectura, los alumnos han llevado a cabo un trabajo de creación utilizando diferentes fragmentos del libro.
Este trabajo ha sido realizado por la alumna de prácticas Clara Rodríguez, en colaboración con Mª José Baña.
Encontrarás
Benjamin Lacombe,
Los amantes mariposa
miércoles, 4 de junio de 2014
martes, 3 de junio de 2014
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